En Japón, a toda persona que se dedica a enseñar se la trata de SENSEI. Por consiguiente, es muy posible que un padre de cincuenta años llame sensei a un maestro de guardería de veinte porque en su opinión el enseñar a su hijo tiene valor. Así pues, es algo semejante al tratamiento de “señor”, “señora” o “señorita”: una mera muestra de respeto por la persona. En Japón, a un médico o a un abogado normalmente se los llama sensei, porque se supone que poseen más conocimientos que las demás personas. Y puesto que a menudo los abogados hacen carrera política, incluso los políticos suelen ser tratados de sensei. Sin embargo, lo cierto es que en Japón a veces se abusa del término. En general, pues, en todo el mundo a los profesores japoneses sus alumnos los tratan de sensei.
Está también la cuestión de lo que hace que una persona sea un sensei. Cuando alguien está enseñando, dicha persona es un sensei. No obstante, podría no ser un sensei fuera de la situación de enseñanza. Depende de lo que se enseñe. Si se trata de técnicas de Aikido, se es profesor únicamente en el tatami. Cuando una persona enseña únicamente en el tatami durante unas horas, no resulta cómodo ir cambiando de tratamiento según se encuentre dentro o fuera de él. Así pues, se supone que las personas a quienes se suele llamar sensei se comportan como profesores también en su vida cotidiana. De tal modo la gente las puede llamar sensei sin necesidad ninguna de ir variando de tratamiento.
Ello plantea una nueva pregunta: ¿cómo debe comportarse un profesor en su vida cotidiana? El budismo zen lanzó la idea de “entender la vida”. Ello sugiere que cuando se comprende la vida, uno se siente como habiendo vuelto a nacer. SEN significa “antes” y SEI, “nacer”. Por consiguiente, sensei significa literalmente “quien ha nacido antes”. Se trata de un nacimiento espiritual, no físico. El significado original de sensei es: aquella persona que ha nacido espiritualmente antes que otras personas. Si nos ceñimos a su significado original, únicamente se debería llamar sensei a quien comprende la vida, y un sensei se comporta como profesor las veinticuatro horas del día, incluso en su vida diaria.
Antaño el respeto era muy importante para todo el mundo y en todas partes. Había que respetar a los seres humanos, los animales, los árboles, etc. Dicho de otra forma, había que respetar únicamente la vida y los seres vivos. Los objetos materiales no era preciso respetarlos. Incluso, en caso de máquinas tecnológicamente muy avanzadas, como un Ferrari, u obras maestras de arte, el objeto en sí no era lo que se debía respetar, sino los seres humanos que se hallaban tras la creación del objeto. Respetamos la vida porque cada vida está relacionada con otras vidas, y esos millones y millones de relaciones crean y sostienen la vida en la Tierra. El respeto crea mejores relaciones entre vidas; por ello el respeto era y es una de las cosas más importantes de la vida. Al fin y al cabo, respeto significa no interferir en las relaciones entre vidas distintas.
Cuando el respeto se hacía manifiesto, se llamaba honor. La gente estaba dispuesta a morir por honor porque las relaciones entre las vidas eran esenciales para la supervivencia de los seres humanos. Actualmente, tanto el respeto como el honor casi han caído en el olvido porque hemos desarrollado una civilización basada en el armamento y lo material. La supervivencia depende de las armas y de la política y ya no de las relaciones entre vidas distintas.
El Aikido es una vía (DO) y dicha vía debe mantenerse en la práctica del Aikido. La persona que mantiene la vía recibe el apelativo de DOSHU. En japonés, doshu quiere decir dos cosas. El primer significado es el de “maestro de la vía”, y el segundo es “quien mantiene la vía”. La diferencia es que únicamente puede haber un maestro de la vía, mientras que pueden existir numerosos mantenedores de la vía. El profesor de rango más elevado de cualquier organización de Aikido debe recibir el tratamiento de doshu en su calidad de mantenedor de la vía; pero lo cierto es que numerosas organizaciones de Aikido no tienen ningún doshu. Ello es debido a que, de hecho, la mayoría de los profesores japoneses siguen las enseñanzas de terceras personas, especialmente las de Morihei Ueshiba, pese a haber fallecido. También existen profesores que no siguen a ningún profesor en concreto, pero sí que siguen algún sistema filosófico consolidado. No son mantenedores de la vía. Por dicho motivo, en el mundo del Aikido no hay demasiados doshu. Un profesor es doshu únicamente cuando enseña con total independencia de otras filosofías o de otros profesores, incluyendo a los ya fallecidos.
Kenjiro Yoshigasaki. © de la traducción Jordi J. Serra
Fuente: www.ubk-centre.com