sábado, 21 de abril de 2012
Divino femenino...
domingo, 10 de julio de 2011
Lluvia de la tarde...
Ibíd. "La cura Schopenhauer" Irvin D. Yalom
Imagen by Nur, junio 2011
lunes, 13 de septiembre de 2010
Nada especial
La práctica no consiste en tener experiencias, ni en experimentar grandes revelaciones, ni en llegar a ningún sitio ni convertirnos en nada. Somos perfectos tal como somos. Y con la palabra «perfecto» me refiero, sencillamente, a que las cosas son como son. La práctica apunta a mantener la conciencia, tanto de nuestras actividades como de los pensamientos que nos separan de ellas. Mientras martillamos clavos o nos sentamos a meditar, sencillamente martillamos clavos o nos sentamos a meditar. Y puesto que nuestros sentidos se encuentran abiertos, oímos y sentimos también otras cosas: sonidos, olores, etc. Cuando surgen los pensamientos los notamos y regresamos a nuestra experiencia directa.
La conciencia es nuestro ser verdadero, es lo que somos. Así que no tenemos que intentar desarrollar una conciencia especial, sino simplemente notar cómo la bloqueamos con nuestros propios pensamientos, fantasías, opiniones y juicios. O experimentamos un estado de conciencia, que es natural en nosotros, o estamos haciendo cualquier otra cosa. Lo que distingue a los alumnos maduros es que la mayor parte del tiempo no hacen otra cosa. Simplemente están aquí, viviendo su vida. Nada especial.
Charlotte Joko Beck
"La Vida tal como es" (Enseñanzas Zen)
Fotografia by Víctor Manuel Balbás Liaño, Liencres 2010
miércoles, 30 de junio de 2010
Hay un lugar...
domingo, 27 de junio de 2010
Procesos...
miércoles, 12 de mayo de 2010
Paz...
Para crear una paz interior, lo más importante es la práctica de la compasión y el amor, la comprensión y el respeto por los seres humanos. Los más poderosos obstáculos para ello son la ira y el odio, el temor y el recelo. De modo que, mientras la gente habla de desarme en el mundo entero, cierto tipo de desarme interno es prioritario.
Dalai Lama
Imagen by Eterna-Butterfly
lunes, 3 de agosto de 2009
Orden y Caos...
En el Museo Nacional del El Cairo se hallaba una magnífica estatua de Ramsés III. Los dioses del caos y del orden, Seth y Horus, están situados a un lado y otro del faraón. El dios del caos, Seth, está a la izquierda de Ramsés, ya que a la izquierda (en latín sinister) se ha asociado desde siempre al desorden, a la torpeza. Pero el lado izquierdo de la vida, el lado aparentemente torpe, como el Trickster, es necesario para una visión global y creativa de la realidad.
Jean-François Vèzina, en “Las coincidencias necesarias. La sincronicidad en los encuentros que nos transforman”.
lunes, 13 de julio de 2009
Martes de julio...
martes, 16 de junio de 2009
sabiduría interior
"Todo individuo debe descubrir por sí mismo el secreto o verdad de la existencia, liberándose de cualquier condicionamiento... cada persona ha de encontrar su propio camino, su manera de enfocar y entender la vida... Para conseguirlo, es inútil tratar de buscar la respuesta a la pregunta esencial (que podría resumirse en el "conócete a ti mismo") en las pautas de nadie...
Por tanto, no existen dogmas, doctrinas, religiones, maestros o ideologías verdaderas ni falsas a las que seguir... Es preciso asumir la completa libertad del hombre para conocer su origen y destino.
... partir de la capacidad innata de cada ser humano para encontrar la propia salud y el sentido de la vida. Se trata de establecer o de reestablecer la sabiduría del organismo para lograr los fines que le son inherentes, permitiendo que se den las condiciones adecuadas.
Ahora bien ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo caminar hacia ello?¿Cómo liberar las propias capacidades de su encierro?
En lugar de admitir que para el:"caminante no hay camino, se hace camino al andar" nos hemos habituado a responder persiguiendo los modos o sistemas de vida de otros, nos hemos desviado de nuestro sendero. El condicionamiento social es el principal motivo de esta carencia de autonomía y no resulta fácil ni somos capaces de asumirla. Nuestros sentidos se han entorpecido, cuando no están embotados. Precisamos despejar nuestra mente de pre-juicios a los que la memoria comparativa nos tiene atados...
La verdad carece de caminos y en eso reside su belleza y en tanto la contemplemos a través de la imagen distorsionada o de las proyecciones de nuestros condicionados pensamientos, o de los de otros, no resulta posible llegar a ella. Necesitamos percibir la realidad, no como la sombra reflejada de la caverna platónica, sino directamente y sin intermediarios. Esa sombra serían las ideas pre-concebidas.
La imagen real, en cambio, es la que se produce cuando nuestra atención a la realidad es total. En consecuencia, de la escucha interna...
Permitiendo la experiencia "pensamiento-sensación", puede producirse una chispa de luz. Para ello, es preciso que sea la vivencia personal la que acabe guiando a cada individuo. Habrá una tendencia a dejarse llevar por el guía externo, a aceptar lo dicho. Los sentidos han de estar pues muy abiertos.
Es inexcusable llegar a crear un vacio, un silencio interno y externo, que sane la conciencia y permita contemplar la Verdad, la Realidad..."
Miguel Albiñana (Terapeuta Gestáltico)
miércoles, 15 de abril de 2009
Cómo una taza de té
Thich Nhat Hanh, un filósofo y monje budista vietnamita, escribió sobre cómo disfrutar una buena taza de té.
Debemos estar completamente atentos al presente para disfrutar de una taza de té. Sólo siendo conscientes del presente nuestras manos sentirán el calor de la taza. Sólo en el presente aspiraremos el aroma del té, saborearemos su dulzura, y llegaremos a apreciar su exquisitez. Si estamos obsesionados por el pasado o preocupados por el futuro, dejaremos escapar la oportunidad de disfrutar de una buena taza de té. Cuando miremos el interior de la taza, su contenido ya habrá desaparecido.
Con la vida ocurre lo mismo. Si no vivimos plenamente el presente, en un abrir y cerrar de ojos la vida se nos habrá escapado. Habremos perdido sus sensaciones, su aroma, su exquisitez y su belleza, y sentiremos que ha transcurrido a toda velocidad.
El pasado ya ha pasado. Aprendamos de él y dejémoslo atrás. El futuro ni tan siquiera ha llegado. Hagamos planes para el futuro, pero no perdamos tiempo preocupándonos por él. Preocuparse no sirve de nada.
Cuando dejemos de preocuparnos por lo que todavía no ha pasado, estaremos en el presente. Solo entonces empezamos a experimentar de verdad, llenando los instantes.
lunes, 16 de marzo de 2009
Despertando...
“¿Qué es lo que más necesitamos hacer para salvar nuestro mundo?”
“Lo que más necesitamos hacer es oír dentro de nosotros los sonidos de la Tierra llorando”
Thich Nhat Hanh
Con frecuencia hemos escuchado o leído que sabios y místicos sostienen que la humanidad está dormida.
Esta afirmación ha provocado que dedique muchas horas de contemplación con el fin de dejar que su significado profundo se vaya manifestando; como parte del mismo ejercicio quiero compartir contigo lo que este fue dejando.
Los seres humanos, conciente e inconcientemente, hemos destruido el equilibrio de nuestra Madre Tierra en una suerte de atentado contra nosotros mismos y el resto de las especies con las que convivimos; el suicidio es la consecuencia de una enfermedad, por lo que me permito aceptar que la humanidad está enferma.
Cuando decimos que la humanidad está dormida, podemos aventurar que se trata de nuestra imposibilidad de reconocer la enfermedad que padecemos, y esta falta de reconocimiento nos impide abordar las respuestas necesarias que erradiquen nuestro mal.
Despertar implica mirar de frente nuestras miserias y aceptarlas como parte de nuestra creación; preferimos permanecer dormidos por miedo al dolor que esto nos infligiría, pero de la misma forma que aquel que no quiere enamorarse para evitar el sufrimiento que esto podría causarle mediante un desengaño, en este viaje truncado la humanidad se pierde el éxtasis y la alegría expansivos a la que nos exponen nuestros sentidos completamente despiertos.
Abrir los ojos es aceptar que hemos creado formas de convivencia social autodestructivas, que nuestros sistemas económicos se han deshumanizado y su único propósito es sostenerse a sí mismos, que la política ha perdido de vista que su propósito es facilitar la felicidad de los pueblos, o que como individuos hemos perdido todo contacto con nuestra naturaleza espiritual y nos hemos convertido en simples máquinas cuyo propósito es sobrevivir, o acumular si somos más afortunados y estamos posicionados más alto en la escala social.
Enfrentarlo puede ser doloroso, pero necesariamente un estímulo creativo que pone en marcha nuestra capacidad de sanarnos como individuos y como especie; este viaje, igual que el de una oruga que se transforma en mariposa, pone en marcha las respuestas creativas que necesitamos para que nuestras sociedades recuperen el sentido y dejen de ser meros amontonamientos de individuos funcionales a un esquema meramente económico, para convertirnos en comunidades de individuos que se experimentan una unidad que brega por el bienestar común.
Podemos graficar este viaje como un parto con dolor, en definitiva un viaje sagrado que todos debemos asumir para que más allá de su experiencia aparezca la vida con toda su intensidad; el despertar de la humanidad no es ni más ni menos que un impulso evolutivo que late en nuestra especie y que puede acelerarse simplemente teniendo el valor de aceptar nuestra condición y dejar que la intrínseca creatividad humana nos impulse hacia los estados deseados de nuestro corazones mancomunados.
Por Pablo de la Iglesia, Ph. D.
lunes, 9 de marzo de 2009
La dicha
No te inquietes, no hay nada que hacer.
Lo que emerge en el espíritu no tiene ninguna importancia, ya que no tiene ninguna realidad.
No te apegues a ello. No te juzgues.
Deja que el juego se juegue solo: elevarse y caer.
Sin cambiar nada, todo se desvanece y comienza de nuevo sin cesar.
Es como un arco iris que se persigue y nunca se atrapa: porque no existe, porque siempre ha estado ahí y te acompaña en cada instante.
No creas en la realidad de las experiencias buenas o malas: son como los arco iris.
Y uno se agota en vano queriendo asir lo inasible.
Pero en cuando sueltes la presa, allí está el espacio: abierto, hospitalario, confortable.
Por tanto aprovéchate... Desde ya, todo es tuyo.
No quieras buscar en la jungla inescrutable el elefante que ya está tranquilamente en casa.
No hacer nada. No forzar nada.
No querer nada. Y todo se hace solo.
miércoles, 4 de febrero de 2009
Culpar
lunes, 13 de octubre de 2008
La Felicidad y el Sí mismo
Antes que odiar, amar. Antes que hablar, callar. Antes de agredir huir
Cada vez que el sufrimiento y la ansiedad doblegue a la humanidad se producirá la necesidad en el hombre individual de cuestionarse sobre el sentido de la vida y de encontrar una respuesta más allá de lo físico.
Los que permanecen en la duda y no se cuestionan son los que navegan en las aguas turbulentas de los que sufren la falta de amor y de sentido en sus existencias.
Cuando la gente olvida su espíritu trascendente y se hunde en la inmediatez pierde la libertad y permanece atado a las cadenas de la codicia, el orgullo, la envidia, el poder y las pasiones, que resultan insuficientes y terminan produciendo un gran descontento y hastío.
La gente ha perdido el camino de la Verdad, la Paz, el Amor y el Bien y encuentra ídolos nuevos para adorar como el dinero, la ostentación, el lujo y la apariencia, ignorando sus propias conciencias. El poder del si mismo permanece sepultado debajo de las cosas, manifestándose a través de un profundo sentimiento de carencia, imposible de saciar.
Ese vacío interior se proyecta por medio de ideas apocalípticas que son el único consuelo del condenado a muerte, que consiste en llevarse consigo a todos los demás.
Dentro de nosotros mismos tenemos todas las respuestas que preferimos no conocer y permanecer siendo nada más que un nombre y un apellido; pero si de pronto nos olvidáramos de él, tal vez podríamos tener la oportunidad de empezar de nuevo.
El costo de mantener una imagen a veces suele ser la misma vida, porque sin la propia imagen de uno mismo no somos nada.
La mente adora a la imagen, la venera, aunque sea el motivo de la baja autoestima, porque el que otorga el valor es el si mismo, que es el observador, y el testigo.
La mente es un valioso instrumento con el cual se puede obtener tanto el cautiverio como la liberación, y según cómo la utilicemos puede llevarnos a un callejón sin salida o hacia la plena autorrealización.
Cuando el odio se apodera de mucha gente, todos pierden la razón y se comportan como enfermos mentales.
La sabiduría es la cordura, es volver a las fuentes, es recobrar el camino del amor y del bien.
Muchos no se conocen a si mismos ni hacen demasiados esfuerzos para lograrlo porque el si mismo es algo que no se puede manipular ni ver, porque es insondable e invisible y sólo se puede sentir y confiar en él para lograr la paz.
La sabiduría no es más que la compasión, es llegar a comprender al otro sin juzgarlo, es la rendición, la entrega, es bajar la barrera defensiva sin llevarse nada, es abandonar el control y la imagen.
Internarse en la inmensidad ignorada del si mismo es descubrir el flujo continuo de la bienaventuranza y de la paz.
El sí mismo es la conciencia del Ser.
Fuente: Filosofia, la guia
lunes, 8 de septiembre de 2008
Desarrollar el desapego
- Lucha por dar lo mejor de tí sin prestar atención al resultado de cualquier actividad.
- Si te sientes excesivamente implicado en algo, o demasiado reactivo, suelta. Restaura el equilibrio; no provoques una lucha interna.
- No bloquees ni censures ninguna percepción. Al mismo tiempo, avanza siguiendo tus intuiciones. No excluyas tus predilecciones del ámbito de tus intereses. Eso sólo haría que te apegaras a tu conocimiento actual, evitando así un crecimiento posterior.
- Utiliza la muerte como consejera para tomar tus decisiones en lugar de utilizar tus procedimientos habituales.
El camino tolteca
Ken Eagle Feather
domingo, 17 de agosto de 2008
El proverbio del lunes...
miércoles, 23 de julio de 2008
La paciencia de aprender a vivir
A las pocas semanas de nacer, los pájaros vuelan, los patos nadan, los gatos salen a cazar. A los quince minutos de haber salido a la luz, el ternero ya se pone de pie y comienza a caminar detrás de su madre. No necesitan aprender a caminar, volar, nadar, cazar. Por el mero hecho de existir, disponen de todos los resortes necesarios para defenderse y sobrevivir. Se podría decir que todas las técnicas vienen elaboradas en las entradas de su organismo; las traen aprendidas sin necesidad de entrenamientos: es el equipo instintivo que los conduce certeramente por los manimos de la supervivencia.
No sucede así con el humano. Una vez nacida, la criatura humana es el ser más desvalido de la creación. Todo tiene que aprender; con la particularidad de que el instinto funciona espontáneamente, casi mecánicamente; y, en cambio, el uso de la inteligencia presupone riesgos, porque obliga al hombre a realizar un complejo proceso de análisis, comparación, exclusión, opción, todo lo cual involucra grandes incertidumbres e impredecibles emergencias. Y por este camino le llega al hombre un desabrido visitante, que, como sombra nunca más se apartará de su lado: La ansiedad
El aprendizaje del arte de vivir no se termina cuando el humano alcanza su mayoría de edad, o al conseguir un título académico para ejercer una profesión y ser autónomo. Porque vivir no consiste en ganarse el sustento cotidiano o en formar un hogar. ¿Qué consigue el hombre al haber asegurado una sólida situación económica o con haberse educado o formar un hogar, si su corazón sigue agonizando en una tristeza mortal?
Vivir es el arte de ser feliz. Y ser feliz es liberarse, en mayor o menor grado, de aquella ansiedad que, de todas formas, seguirá porfiadamente los pasos humanos hasta la frontera final.
El arte de vivir consistirá, pues, en una progresiva superación del sufrimiento humano, y, por este camino, es una paulatina conquista de la tranquilidad de la mente, la serenidad de los nervios y la paz del alma.
Pero no hay que creer que esta felicidad se puede conseguir por arte de magia o como un regalo de navidad. Si para obtener un título universitario o montar una empresa próspera el humano ha necesitado largos años de esfuerzo, constancia, disciplina, metodología y sobre todo tenacidad a toda prueba, que nadie sueñe con doblarse la mano de ansiedad o en ganar la batalla del sufrimiento, llegando así a aquel anhelado descanso de la mente, con un trabajo esporádico y superficial.
Cuando decimos paciencia, significa esfuerzo, orden y dedicación en la práctica del autocontrol, relajación, meditación.
No vamos a conseguir nada con solo leer esta Carta o abrigar dentro de nosotros buenas intenciones; es imprescindible que los deseos se transformen en convicciones, y las convicciones en decisiones. Las decisiones, a su vez, tienen que conducirnos de la mano a reordenar un programa de actividades para dar sentido a nuestra vida.
Este sentido de la vida es un valor que da valor a los demás valores como son: las palabras, actitudes, reacciones, revestidos de un color y brillo tan particular como es la alegría que es la sensación de plenitud que, en el otoño de nuestros años volverán nuestras miradas hacia atrás para exclamar que valió la pena esta venturosa aventura.
El objetivo central de una vida no se conseguirá sin una dedicación metódica y ordenada. Para poder ahuyentar las sombras y dar lugar a la alegría es imprescindible someterse a un ejercicio de autocontrol y meditación a lo largo de su vida.
No hay que olvidar que la vida misma es un misterio general e imponderable; es un ejercicio ejecutado en momentos diferentes produce resultados diferentes en una misma persona. La vida es esencialmente ilógica, porque es esencialmente movimiento: movimiento oscilante de altibajos, sin vislumbrarse, con frecuencia, las causas que originan tan desconcertante vaivén.
Cuando el ser humano tendría motivos más que suficientes para saltar de alegría, está abatido. De pronto, en los días azules, su alma está nublada; y en los días nublados, su alma está en azul. No hay lógica.
La persona deseó ardientemente conquistar aquella meta soñada, y, alcanzado el sueño, se queda insatisfecha, con un amago de decepción. De repente cuando los negocios iban viento en popa, su estado de ánimo está por los suelos; y cuando, a su alrededor, todo es desastre y ruina, no se sabe que don interior lo estimula para seguir luchando.
Paciencia, es el arte de saber, significa tomar conciencia de que la naturaleza humana es así. Hay que comenzar por aceptarla tal cual es, para no asustarse cuando los resultados no sean proporcionales a los esfuerzos o cuando los efectos hayan sido extrañamente imprevisibles.
VICTOR MANUEL GUZMAN VILLENA
Carta nº 66
martes, 8 de julio de 2008
Contradicciones
"Desatar las voces, desensoñar los sueños: escribo queriendo revelar lo real maravilloso, y descubro lo real maravilloso en el exacto centro de lo real horroroso de América. En estas tierras, la cabeza del dios Eleggúa lleva la muerte en la nuca y la vida en la cara. Cada promesa es una amenaza; cada pérdida, un encuentro. De los miedos nacen los corajes; y de las dudas, las certezas. Los sueños anuncian otra realidad posible y los delirios, otra razón. Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. La identidad no es una pieza de museo, quietecita en la vitrina, sino la siempre asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día. En esa fe, fugitiva, creo. Me resulta la única fe digna de confianza, por lo mucho que se parece al bicho humano, jodido pero sagrado, y a la loca aventura de vivir en el mundo".
Eduardo Galeano. "El libro de los abrazos".
miércoles, 2 de julio de 2008
Si quieres ser feliz...
domingo, 29 de junio de 2008
El silencio
“Nosotros los indígenas sabemos del silencio. No le tenemos miedo. De hecho, para nosotros es más poderoso que las palabras.
Nuestros ancianos fueron educados en las maneras del silencio, y ellos nos transmitieron ese conocimiento a nosotros. Observa, escucha, y luego actúa, nos decían. Ésa es la manera de vivir.
Observa a los animales para ver cómo cuidan a sus crías. Observa a los ancianos para ver cómo se comportan. Observa al hombre blanco para ver qué quiere. Siempre observa primero, con corazón y mente quietos, y entonces aprenderás. Cuando hayas observado lo suficiente entonces podrás actuar.
Con ustedes es lo contrario. Ustedes aprenden hablando. Premian a los niños que hablan más en la escuela. En sus fiestas todos tratan de hablar. En el trabajo siempre están teniendo reuniones en las que todos interrumpen a todos, y todos hablan cinco, diez o cien veces. Y le llaman “resolver un problema”.
Cuando están en una habitación y hay silencio, se ponen nerviosos. Tienen que llenar el espacio con sonidos. Así que hablan impulsivamente, incluso antes de saber lo que van a decir.
A la gente blanca le gusta discutir. Ni siquiera permiten que el otro termine una frase. Siempre interrumpen. Para los indios esto es muy irrespetuoso e incluso muy estúpido. Si tú comienzas a hablar, yo no voy a interrumpirte. Te escucharé. Quizás deje de escucharte si no me gusta lo que estás diciendo. Pero no voy a interrumpirte. Cuando termines, tomaré mi decisión sobre lo que dijiste, pero no te diré si no estoy de acuerdo, a menos que sea importante. De lo contrario simplemente me quedaré callado y me alejaré. Me has dicho lo que necesito saber. No hay nada más que decir. Pero eso no es suficiente para la mayoría de la gente blanca.
La gente debería pensar en sus palabras como si fuesen semillas. Deberían plantarlas, y luego permitirles crecer en silencio. Nuestros ancianos nos enseñaron que la tierra siempre nos está hablando, pero que debemos guardar silencio para escucharla.
Existen muchas voces además de las nuestras. Muchas voces. “
Wabasha
Aviso
El Internet explorer está dando fallos y no lo muestra completo.
O, a veces..., todo lo contrario...