Al escribir sobre la ciencia de las artes marciales de la escuela de los Dos Sables en el Manuscrito del Vacío, el significado de vacío consiste en que existe el reino en el que nada existe, o no puede ser conocido, o se ve como vacío. Por supuesto, el vacío no existe. Se conoce de la no existencia cuando se sabe que la existencia es vacío. Cuando la gente no entiende algo, considera erróneamente que eso es vacío. Éste no es el vacío real; es una ilusión.
Igualmente, en el contexto de esta ciencia de las artes marciales, cuando se sigue la vía del guerrero, no conocer las leyes de éstos no significa vacío; al estar confuso puede uno llamarle un estado de vacío desesperado, pero esto no es vacío real.
Los guerreros aprenden con precisión la ciencia militar y continúan practicando diligentemente las técnicas de las artes marciales. La forma en que los guerreros las practican no es oscura en lo más mínimo.
Sin ninguna confusión de espíritu, sin relajarse en ningún momento, puliendo la mente y la atención, afilando el ojo que observa y el ojo que ve, uno llega al vacío real como el estado en el que no hay oscuridad y las nubes de la confusión han desaparecido.
Mientras que no conocen la auténtica vía, ya sea en el budismo o en los asuntos mundanos, todo el mundo piensa que su camino es seguro y es algo bueno, pero desde el punto de vista de la vía correcta del espíritu, comparada con las pautas sociales generales, la gente se aparta de la verdadera vía por desviaciones personales de su mente y por desviaciones individuales de su visión.
Conociendo esta mentalidad, pronunciando esencialmente palabras honradas, tomando el espíritu real como la vía, practicando las artes marciales en el sentido más amplio, pensando correcta, clara y comprensivamente, y tomando el vacío como vía, podéis ver la vía como vacío. En el vacío hay bien, pero no hay mal. La sabiduría existe, la lógica existe, la mente está vacía.
Por Miyamoto Musashi - del Libro de los Cinco Anillos
1 comentario:
Creo que, en el fondo de la razón, todos conocemos el vacío. A veces sentimos una necesidad perentoria de despejar, de tirar cosas, de marcharnos. Tal vez no sea más que una búsqueda del vacío creador donde todo, sobre todo uno mismo, puede volver a empezar. El problema no es lo que falta sino lo que sobra.
Un beso grande, Nur, me ha gustado mucho esta entrada.
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