La práctica no consiste en tener experiencias, ni en experimentar grandes revelaciones, ni en llegar a ningún sitio ni convertirnos en nada. Somos perfectos tal como somos. Y con la palabra «perfecto» me refiero, sencillamente, a que las cosas son como son. La práctica apunta a mantener la conciencia, tanto de nuestras actividades como de los pensamientos que nos separan de ellas. Mientras martillamos clavos o nos sentamos a meditar, sencillamente martillamos clavos o nos sentamos a meditar. Y puesto que nuestros sentidos se encuentran abiertos, oímos y sentimos también otras cosas: sonidos, olores, etc. Cuando surgen los pensamientos los notamos y regresamos a nuestra experiencia directa.
La conciencia es nuestro ser verdadero, es lo que somos. Así que no tenemos que intentar desarrollar una conciencia especial, sino simplemente notar cómo la bloqueamos con nuestros propios pensamientos, fantasías, opiniones y juicios. O experimentamos un estado de conciencia, que es natural en nosotros, o estamos haciendo cualquier otra cosa. Lo que distingue a los alumnos maduros es que la mayor parte del tiempo no hacen otra cosa. Simplemente están aquí, viviendo su vida. Nada especial.
Charlotte Joko Beck
"La Vida tal como es" (Enseñanzas Zen)
Fotografia by Víctor Manuel Balbás Liaño, Liencres 2010
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