"A menos que uno mire a una persona y vea belleza en esta persona, no puede darle nada. No ayudamos a una persona discerniendo lo que está mal, lo que es feo, lo que está distorsionado (...) Si nos diesen un icono dañado por el tiempo, por las circunstancias o profanado por el odio humano, lo trataríamos con reverencia, con ternura, con el corazón partido. No nos fijaríamos en el hecho de que está dañado. Nos concentraríamos en lo que queda de su belleza y no en lo que se ha perdido. Y ésto es lo que debemos aprender a hacer con cada persona".
El icono dañado, Anthony Bloom
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