A veces es necesario el sonido como lo es la semilla, y su función siempre es crear, ser fuente de vida y descubrimiento, ser luz que ilumine las sombras y permita ver con claridad. Jamás su intención debe ser herir o dañar.
Otras, cuando los oídos se cierran y los ojos no quieren ver, se impone el silencio y éste se hace oír desde dentro como un grito ante el que no es posible cerrar los sentidos, pues en el silencio se “siente” lo que no queremos escuchar. Hay silencios difíciles de soportar.
Pero para oír es necesario estar atento a lo que se escucha y cesar el parloteo interno propio, como para ver hay que contemplar con la mirada de un niño, y en ambos casos estar carentes de prejuicios. En caso contrario solo oiremos lo que queramos oír y veremos lo que queramos ver.
Fuente: siguiendo la via
1 comentario:
Hola Nur:
Estoy de acuerdo con esto que dices ,
yo añado que son igual de importantes en receptor como el emisor y tienen que sintonizar en la misma frecuencia de onda ..
Que disfrutes por Bilbao. Esos vinitos en buena compañía, a que sí!!
Besos
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