Cada uno construye su casa como quiere.
La pone sobre el aire,
la siembra en la cintura de la luna
o encima de las olas.
Cada uno
la pinta de manera diferente,
la baña con el cielo
y el oro verdidulce de la tarde.
La llena de jilgueros,
de música y hortensias.
Encima del verano la edifica.
Le pone una ventana al horizonte,
una terraza al mar
y un pájaro de bronce en el tejado.
Cada uno
la salva de la furia del invierno,
le pone verjas altas,
faroles importados de Neptuno,
estufas de Chicago
y espejos fabricados en Arabia.
Cada uno la mide y la corrige.
En forma vertical la va agrandando.
Le pone un timbre eléctrico
y un número de plata.
La cuida del mendigo que la ensucia,
y un número de plata.
La cuida del mendigo que la ensucia,
del niño que le roba una gardenia,
del pobre que la mira.
Cada uno acomoda su casa a su manera,
presume y aparenta,
construye su existencia tontamente
con trapos, pergaminos y billetes,
con vigas antisísmicas
coñac y pararrayos.
Qué lástima pero ninguno
construye a su medida su refugio
con sólo la verdad de cada día
y el sol bien compartido.
Qué lástima que nadie se haga casas
Qué lástima que nadie se haga casas
a prueba de mentiras, olvido y desamor.
Yo quiero hacer mi casa a mi manera
sin puertas ni cortinas.
La quiero dulce y tibia
en medio del camino de tus brazos.
Violeta Luna
4 comentarios:
Precioso y tierno poema.
Pues sí, la casa es el vivo reflejo de nuestro interior.
Besos y más besos
Me alegro de que te guste...
Besos muchos!
deseo que disfrutes tus vacas...unos vienen y otros se van...jeje
Besitos...
Me a encantado este poema.
Lo he leido en un momento muy particular.
Creo k cuando no se tiene casa aun que decorar, es un buen momento para poder pintarse de nuevo por dentro, con colores que antes nunca se te habian ocurrido usar.
Gracias Nur. Beso
Publicar un comentario