La función de la inteligencia es resolver bien los problemas, y fracasa cuando se equivoca en el planteamiento, cuando yerra en las soluciones, o cuando sabiendo lo que debe hacer, no lo pone en práctica. El dogmatismo, los prejuicios, las supersticiones, el fanatismo son fracasos cognitivos. Tienen una característica común: blindarse contra las críticas, prescindir de los argumentos en contra, percibir sólo los hechos que los corroboran y no registrar los demás.
Locke denunció el circulo vicioso del fanático: "Afirman de una doctrina que es una revelación, porque creen firmemente en ella; creen firmemente en ella porque es una revelación". Sucede como en el chiste: un hombre cuenta a sus amigos que su rabino es un santo, porque habla todos los días con dios. Los amigos escépticos le preguntan: ¿Y tu cómo lo sabes? porque me lo ha dicho él mismo. ¿Y cómo sabes que no te engaña? ¿Cómo me iba a engañar un hombre que habla todos los días con dios?
Voltaire ya describió, hace mas de dos siglos, los peligros del fanatismo, tan en boga hoy: "Es un celo ciego y apasionado que surge de creencias supersticiosas y produce hechos ridículos, injustos y crueles; y no solo sin vergüenza ni remordimiento de conciencia, sino además con algo parecido a la alegría y el consuelo. El fanatismo no es mas que la superstición llevada a la práctica.
Magazine "La vanguardia"
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