lunes, 8 de septiembre de 2008

Un dia en Tehuacan

Nada hay que induzca tanto al error como el conocimiento superficial de las cosas, y muy especialmente de los hombres. La verdad es la meta lejana hacia la cual marcha la humanidad a través de las sangrientas vicisitudes de su propia historia; A veces ha pensado que ya la ha poseído porque alcanzo uno de los mil pétalos de la corona que la decoran y que con esto es suya de una vez y para siempre, pretensión vana y absurda cuando aparecen ante el humano; Eterno aprendiz en el camino de la vida sus dos principales maestros: el tiempo y el dolor que en el libro de la historia nuevamente le abren las puertas a la humildad ante lo lejano de las paginas doradas del conocimiento y del saber.
La misión del hombre empieza al despertar de su conciencia...
Cuando reconoce el valor de su albedrío, donde asoma el respeto de la libertad del pensamiento manifiesto en la pluralidad de las doctrinas.


El trabajo ha empezado. Desde que ayer en Puebla visitamos la iglesia de Santo Domingo. La verdad es cuando entras no ves nada especial, o al menos nada que no se haya visto ya en otras iglesias. Pero si caminas hasta el fondo, a la izquierda, casi escondida, hay una pequeña capilla, la capilla de la virgen del Rosario. Yo no he estado nunca en la capilla sixtina, pero creo que esta no tiene nada que envidiarle. Es de una belleza estremecedora. Nos quedamos mudos ante semejante obra de arte. Parece ser que se ha considerado por mucho tiempo la octava maravilla del mundo. La Capilla está decorada con yesería sobredorada, trabajo exquisito y minucioso en el que se observa la gran habilidad de los artesanos poblanos. Toda la ornamentación se hizo a base de harina con clara de huevo y agua, recubierta con láminas de oro de 24 kilates.
Hoy dormimos en Tehuacan, ultima parada antes de Huautla. Ha sido un día intenso, de trabajo emocional. Todos estamos un poco tocados despues de presenciar una terapia de regresión, un estado modificado de conciencia. Supongo que ya estamos sintonizando con la energía de la sierra y sus duendes.
Este es un lugar mágico y aun no hemos llegado al "nido de águilas".
Y aquí estamos, entre olores de elotes cocidos y tostados, chiles en nogada, cilantro y cervezas micheladas, sabiendo que nos queda aun un largo recorrido por delante...

Los niños santos nos esperan...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tus relatos hacen que viaje con vosotros, cuando te leo consigues hacerme volar, y sentir de cerca todas las emociones.

Dedicate a ello!!! tu vales mucho.

Preciosa la capilla, y como tu bien dices no tiene nada a envidiar a la capilla sixtina.

Besos y buen trabajo para todos

Cris

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