El hígado es un órgano encargado de múltiples funciones, es como un gran laboratorio dentro de nuestro cuerpo: participa en la digestión, en la composición de la sangre, produce y almacena energía y, actúa como desintoxicante. Incluso en los tres primeros meses de gestación cumple la misma función que realizará en adelante la médula ósea.
La astrología médica realiza una analogía entre el hígado, como órgano de mayor tamaño en el cuerpo humano, y Júpiter que es el planeta de mayor tamaño en el Sistema Solar sin contar con el Sol. Recordemos que una analogía es una correlación entre términos de dos o más sistemas.
En la antigüedad se consideraba a Júpiter como el “benéfico mayor”. Si habláramos de un coche, sería el acelerador que controla los procesos de regulación intestinal y los procesos de expansión y engorde.
Los excesos también pueden desencadenar graves patologías en el hígado: exceso de comida, de alcohol, de drogas, las ansias desmesuradas de expansión, etc. Cuando existe un exceso es porque tenemos dificultades para valorar, ¿qué es beneficioso y qué es perjudicial? Un exceso puede ser indicador de de un sentimiento de separación, de un super ego muy desarrollado.
El hígado parece gestionar nuestros sentimientos, la principal emoción asociada al hígado es la cólera. Algunos consideran que este órgano es la sede de la rabia y de las emociones primitivas. Las afecciones hepáticas como la hepatitis y otras más graves, son la consecuencia de haber reprimido durante mucho tiempo el enfado, la tristeza y la amargura. Cuidar el hígado es también cuidar el hábito a quejarse y dejar el mundo de la crítica…
Cuidar el hígado significa en parte, plantearme en que me estoy excediendo. Si el exceso se centra en el consumo de alguna droga, es que inconscientemente me quiero anestesiar para no sentir. Frecuentemente nos evadimos, evitamos enfrentarnos a lo que nos duele, y las heridas más profundas se hallan en el seno de las relaciones familiares primarias. El alcohol se toma equivocadamente para desinfectar el alma, cuando sería mejor plantearse por qué está mi alma enferma. El análisis del árbol genealógico nos ayudaría a ver de una manera clara que focos abiertos de dolor hay en el alma familiar que compartimos con todos nustros ancestros. Si el exceso es en grasas, debemos investigar la razón de ese acumular simbólico ¿qué tememos que nos falte? ¿qué nos faltó en la infancia, cómo repartieron nuestros padres el territorio simbólico de que disponían para sus hijos? . La respuesta a la pregunta ¿qué tipo de carencia padezco?, nos dará la pista que nos guíe hacia ser consciente de porque nos excedemos en ingestas que perjudican nuestro hígado y por lo tanto a nuestra salud.
Cuidar el hígado, con sus múltiple conexiones, con el cordón umbilical, el corazón, el intestino…, y como gestor de nuestras emociones almacenadas, es aprender a comunicarnos de forma asertiva.
Hay un equilibrio, un punto equidistante entre la represión de los sentimientos y la agresión verbal y entre la carencia y el exceso. En ese punto está la zona en la que un hígado permanece sano de por vida.
Fuente: plano creativo
2 comentarios:
me ha parecido extraordinario, muchas gracias.
MUY CIERTO Y BONITO SALUDOS A TOD@S LOS MEJICANOS....
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