viernes, 25 de diciembre de 2009

miércoles, 23 de diciembre de 2009

sábado, 19 de diciembre de 2009

Nada es original...



Nada es original. Roba de cualquier sitio que te inspire o que alimente tu imaginación. Devora películas antiguas y modernas, música, libros, cuadros, fotografías, poemas, sueños, conversaciones fortuitas, arquitectura, puentes, señales de la calle, árboles, nubes, cuerpos de agua, luces y sombras. Selecciona sólo aquellas cosas que hablen directamente a tu alma. Si haces eso, tu trabajo (y tus robos) serán auténticos. La autenticidad es inestimable; la originalidad no existe. Y no te molestes en disimular tus robos —si te apetece, celébralos-. En cualquier caso, recuerda siempre lo que dijo Jean-Luc Godard: 'Lo importante no es de dónde sacas las cosas, sino a dónde las llevas'.

Regla Nº 5 | Las reglas de oro de Jim Jarmusch

miércoles, 16 de diciembre de 2009

jueves, 10 de diciembre de 2009

Jung y las cuatro máscaras



Para reflexionar durante el fin de semana... ahí va eso...

Carl Gustav Jung, uno de los fundadores del moderno psicoanálisis, solía decir que todos nosotros bebemos de una misma fuente. Lo explicaba mediante toda una teoría que se remontaba al trabajo de los antiguos alquimistas, que denominaban a esta fuente el “alma del mundo” (Anima Mundi).

Según esta teoría, durante toda nuestra vida intentamos ser individuos únicos e independientes, pero una parte de nuestra memoria la compartimos con toda la humanidad. No importa a qué credo o a qué cultura se pertenezca: todos buscan el ideal de la belleza, de la danza, de la divinidad, de la música.

La sociedad, sin embargo, se encarga de concretar cómo estos ideales van a manifestarse en la realidad diaria. Por ejemplo, hoy en día el ideal de belleza consiste en estar delgada, mientras que hace miles de años las imágenes de las diosas eran gordas. Lo mismo ocurre con la felicidad: hay una serie de requisitos que, de no cumplirse, no nos permiten aceptar conscientemente el hecho de que tal vez ya somos felices. Tales requisitos no son absolutos, y cambian de generación en generación.

Jung solía clasificar el progreso individual en cuatro etapas: la primera era la Persona – máscara que usamos todos los días, fingiendo lo que somos. Pensamos que el mundo depende de nosotros, que somos excelentes padres y que nuestros hijos no nos comprenden, que los jefes son injustos, que el sueño de todo ser humano es parar de trabajar para siempre y pasarse la vida entera viajando. Algunas personas procuran entender qué es lo que no encaja, y acaban pasando a la siguiente fase: la Sombra.

La Sombra es nuestro lado negro, que dicta cómo debemos actuar y comportarnos. Cuando intentamos librarnos de la Persona, encendemos una luz dentro de nosotros, y logramos ver las telas de araña, la cobardía, la mezquindad. La Sombra está allí para impedir nuestro progreso – y generalmente lo consigue, pues nos damos la vuelta y corremos a ser quienes éramos antes de empezar a dudar. No obstante, algunos superan este enfrentamiento con sus telas de araña diciéndose: “Es verdad que tengo algunos defectos, pero soy digno, y quiero seguir adelante”.

En ese momento, la Sombra desaparece, y entramos en contacto con el Alma.

Jung no entiende por Alma nada relacionado con la religión. Se refiere a un regreso al Alma del Mundo, la fuente del conocimiento. Los instintos comienzan a agudizarse, las emociones se tornan radicales, las señales que envía la vida son más importantes que la lógica, la percepción de la realidad se vuelve menos rígida. Comenzamos a entrar en contacto con realidades a las que no estábamos acostumbrados, empezamos a reaccionar de una manera que nos resulta inesperada a nosotros mismos.

Y descubrimos que, si conseguimos canalizar todo este chorro de energía continua, vamos a organizarlo en un centro muy sólido, al que Jung llama “el Viejo Sabio” para los hombres, o “la Gran Madre”, en el caso de las mujeres.

Permitir esta manifestación es algo peligroso. Generalmente, quien llega a ese punto tiene tendencia a considerarse santo, domador de espíritus, o profeta.

No sólo las personas usan estas cuatro máscaras: también las sociedades. La sociedad occidental tiene una determinada Persona, ideas que nos guían y que parecen verdades absolutas.

Pero las cosas cambian. En su intento de adaptarse a los cambios, vemos las grandes manifestaciones de las masas, en las que la energía colectiva puede ser manipulada tanto para el bien como para el mal (Sombra). De repente, por alguna razón, la Persona o Sombra ya no terminan de satisfacer, y llega el momento de dar un salto, y comienzan a surgir nuevos valores (inmersión en el Alma).

Y al final de este proceso, para que estos nuevos valores se afiancen, la raza humana entera comienza a captar de nuevo el lenguaje de las señales (el Viejo Sabio).

Es justamente eso lo que estamos viviendo ahora. Puede prolongarse cien o doscientos años, pero todo está cambiando... para bien.


El guerrero de la luz, Paulo Coelho.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Buen viaje Don Pablo



El pasado 16 de Noviembre falleció en Pucallpa el pintor ayahuasquero peruano Pablo Amaringo. De origen humilde y con antepasados de diversos grupos indígenas, expresa la cultura popular y el legado espiritual de la región amazónica peruana.

Pablo César Amaringo Shuña nació en 1943 en Puerto Libertad, pequeño poblado en un afluente del gran río Ucayali, en la Amazonía peruana. Séptimo de trece hermanos, en una familia, que reducida a la pobreza extrema emigró a Pucallpa, donde Pablo asistió solo dos años a la escuela, viéndose obligado a trabajar para ayudar a sostener la familia.

Tenía diez años cuando tomó ayahuasca por primera vez, suministrada por su padre quien por ese tiempo estudiaba el curanderismo vegetalista.
Fue criado como católico, aunque más tarde su padre se convirtió en adventista, y su madre evangélica. Pablo mismo tenía sensibilidad hacia las cuestiones religiosas, a menudo oraba y fue muy curioso sobre temas espirituales.

A los 17 años sufre una grave enfermedad cardiaca, que lo redujo a incapacidad por más de dos años hasta que se cura con la ayuda de un curandero local, quien le dio ayahuasca. Luego de esa experiencia, “me convertí en una persona nueva”, dice. Esto sucedió en 1960. “Desde entonces nunca he tenido ningún problema con mi corazón”.

Fue durante este tiempo de inactividad que comenzó a pintar. Obligado a permanecer en casa, Pablo descubrió que podía dibujar. Con escasez de recursos utilizaba lápices, hollín de las lámparas para sombrear, e incluso los lápices labiales y cosméticos de sus hermanas. Como no podía comprar papel utilizaba cajas de cartón como sustrato.

Por el lado paterno y materno tenía antepasados de varios grupos indígenas. Su madre hablaba quechua, pero crió a sus hijos en español para facilitar su integración en la sociedad peruana. Y también por los dos lados tenía antecedentes de curandarismo, o vegetalismo, como se denomina en el Perú esta tradición mestiza que combina conocimientos y prácticas medicinales sobre las plantas originarias, de diferentes grupos étnicos nativos, con prácticas y creencias provenientes de la cultura occidental adaptadas en versiones populares.

Pablo César Amaringo ejerció durante siete años como sanador en la Amazonía peruana. Entre 1970-76, viajó extensamente en la región actuando como curandero tradicional. Poco a poco aprendió a tomar el pulso y a reconocer las señales de la enfermedad en el cuerpo. Aprende también a utilizar diferentes tipos de técnicas terapéuticas: aspiraciones, la restauración del alma de un paciente, el uso de plantas medicinales, hidroterapia, incorporaciones, masajes, etc.

En 1977, Pablo abandonó su vocación de chamán. Él hace una advertencia: “la ayahuasca no es algo para jugar. Incluso puede matar, no porque sea tóxica en sí misma, sino porque el cuerpo puede no ser capaz de soportar el reino espiritual, las vibraciones del mundo espiritual”.

Se dedicó a la pintura hasta llegar a ser profesor de arte en su escuela Usko Ayar (Usko en quechua significa "espiritual", y Ayar "príncipe"), donde gratuitamente los estudiantes aprendían la técnica de pintar de Pablo.

En 1985 se conoce en Pucallpa con el antropólogo colombiano Luis Eduardo Luna que adelantaba allí un proyecto de etnobotánica y quien le sugiere un proyecto editorial para dar a conocer su pintura y que se convertiría en el libro “Ayahuasca Visions. The religious iconography of a peruvian shaman”(Visiones de la Ayahuasca: Iconografía religiosa de un chamán peruano). Allí, cada una de las imágenes impresas, en una edición de buena calidad, va acompañada de una explicación de la simbología de sus elementos: espíritus de la naturaleza, propiedades de las plantas y árboles, tipos de rituales...

Estas descripciones de las pinturas, además de ayudar a un mayor entendimiento y profundización de las mismas, nos adentran de una forma más que directa a la visión del mundo espiritual que tienen los chamanes de la cuenca amazónica. Además, estos textos se ven complementados por una excelente introducción al oficio del chamanismo, que abre los primeros capítulos del libro, elaborada a partir de las narraciones y la biografía del propio Pablo Amaringo. El etnobotánico y ecólogo estadinense Terence McKenna, opinó así sobre este libro: «Pablo Amaringo y Luis Eduardo Luna deben ser felicitados por su colaboración. Han producido un hermoso libro que será una contribución duradera a la etnografía y la historia del arte del chamanismo. Las visiones y los estilos de vida en desaparición de los ayahuasqueros del Amazonas son presentados con maravillosa integridad y sensibilidad.”

Así concebía y ejecutaba Amaringo sus pinturas: “Me concentro hasta que veo una imagen –un paisaje, o un recuerdo de uno de sus viajes con ayahuasca– completa, con todos los detalles. A continuación, proyecto esta imagen en el papel o lienzo. Hecho esto, lo único que hago es añadir los colores." Al pintar sus visiones a menudo canta o silba algunos de los Icaros que utilizó durante su tiempo como vegetalista. Luego vienen las visiones de nuevo, tan claras como si estuviera teniendo la experiencia de nuevo. Una vez que la imagen se fija en su mente, él es capaz de trabajar simultáneamente con varios cuadros. Él sabe perfectamente bien que diseño o color irá. En sus dibujos y pinturas no hay correcciones nunca tiraba una sola hoja de papel. Pablo cree que adquirió de la ayahuasca su capacidad de visualizar de manera clara y su conocimiento acerca de los colores.

Hasta poco antes de su muerte, Amaringo ejerció como pintor, reelaborando las visiones que experimentó durante su práctica chamánica, y al mismo tiempo enseñando a personas jóvenes a pintar en su escuela de artes, en Pucallpa, en la que trabajaó como director y de la que fue fundador junto con Luis Eduardo Luna en 1988.

Antes de morir, estaba trabajando en pinturas de los ángeles, así como en cuadros que documentan la flora y fauna del Perú...


Fuente: Visión chamánica
Imagen by Nur, Pucallpa 2006


jueves, 3 de diciembre de 2009

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Alegria y tristeza



Vuestra alegría es vuestra tristeza sin máscara.
Y el mismo pozo del que mana vuestra risa, ha estado con frecuencia lleno de vuestras lágrimas.

¿Cómo podría ser de otra manera?

Cuanto más profundo ahonde el pesar en vuestro corazón, más alegría podrá contener.
La copa que contiene vuestro vino ¿no es la misma que estuvo quemándose en el horno del alfarero?

Y el laúd que serena vuestro ánimo ¿no es la misma madera que fue excavada con cuchillos?
Cuando tembléis de alegría, mirad en lo hondo de vuestro corazón y comprobaréis entonces que sólo aquello que os ha dado tristeza os está devolviendo alegría:

Cuando tembléis de tristeza, mirad nuevamente en vuestro corazón, y comprobaréis que estáis llorando por lo que antes fuera vuestra alegría.

Algunos de vosotros soléis decir: "La alegría es superior a la tristeza", y otros: "No, la tristeza es superior".
Mas yo os digo que ambas son inseparables.
Juntas llegan, y cuando una se sienta a vuestro lado en la mesa, la otra espera durmiendo en vuestra cama.

Realmente estáis como el fiel de la balanza entre vuestra alegría y vuestra tristeza.
Sólo cuando estáis vacíos vuestro peso está quieto y en equilibrio.
Cuando el guardián del tesoro os llame para pesar su oro y su plata, vuestra alegría o vuestra tristeza harán oscilar a un lado o a otro el fiel de la balanza."

Khalil Gibrán

martes, 1 de diciembre de 2009

Escuchando a B.B King...



Es asombroso el hecho de que cada mañana nos levantemos cuerdos, después de haber pasado por esa zona de sombras, por esos laberintos de sueños...

Groussac

Aviso

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El Internet explorer está dando fallos y no lo muestra completo.
O, a veces..., todo lo contrario...