jueves, 19 de abril de 2012

El Otro


Por qué mencionar los nombres
de dioses o estrellas,
espuma de un océano oculto,
polen de un jardín recóndito,
cuando lo que nos duele es la vida misma,
cuando cada nuevo día
desgarra nuestras entrañas,
cuando al caer la noche
nos retorcemos destrozados?

Cuándo sentimos el dolor del otro,
alguien a quien desconocemos
pero que siempre está presente,
y es la víctima, el enemigo, el amor
y todo lo que necesitamos
para llegar a ser completos?

Nunca alces tus súplicas a lo oscuro,
no apures la copa de la alegría de un solo trago.
Mira a tu alrededor:
hay alguien, siempre hay alguien,
que respira tu sofoco,
se alimenta de tu hambre
y, al morir, convive
con la mitad más pura de tu muerte.

Rosario Castellanos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me sirve y no me sirve

La esperanza tan dulce,
Tan pulida, tan triste,
La promesa tan leve,
No me sirve.

No me sirve tan mansa
La esperanza,
La rabia tan sumisa,
Tan débil, tan humilde,
El furor tan prudente,
No me sirve.

No me sirve tan sabia
Tanta rabia,
El grito tan exacto
Si el tiempo lo permite,
Alarido tan pulcro,
No me sirve.

No me sirve tan bueno
Tanto trueno,
El coraje tan dócil,
La bravura tan chirle,
La intrepidez tan lenta,
No me sirve,
No me sirve tan fría
La osadía.

Sí me sirve la vida
Que es vida hasta morirse,
El corazón alerta
Sí me sirve,
Me sirve cuando avanza
La confianza,
Me sirve tu mirada
Que es generosa y firme,
Y tu silencio franco
Sí me sirve,
Me sirve la medida
De tu vida.

Me sirve tu futuro,
Que es un presente libre,
Y tu lucha de siempre
Sí me sirve,
Me sirve tu batalla
Sin medalla,
Me sirve la modestia
De tu orgullo posible,
Y tu mano segura
Sí me sirve,
Me sirve tu sendero
Compañero.

Mario Benedetti

Aviso

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