sábado, 10 de noviembre de 2007

Los ocho peligros


1. El orgullo del león: tenemos tendencia a alabar dichas actitudes. Pero si observamos detenidamente ese noble sentimiento, percibiremos los cimientos del sufrimiento, pues en la raiz del orgullo hay un apego, unas expectativas.
El orgullo surge de la ignorancia: una falta de conciencia de nosotros mismos que permite que el sentido del "yo", ciego ante si mismo, se exagere. Cuando somos orgullosos no podemos escuchar ni consejos ni críticas, salvo las que potencien nuestro ego. Cuanto mas intenso es el orgullo, mas nos aislamos y mas a la defensiva nos ponemos, rozando la paranoia. Por lo tanto, seremos capaces de cometer las acciones mas destructivas sin incluso llegarnos a dar cuenta de ello. La separación, la división y el conflicto brotan de ese estado.
Lo complementario del orgullo es la humildad. No se trata de una cualidad que hagamos aparecer solo a base de fe o creencias, sino que implica un largo proceso de ir abandonando actitudes y opiniones fijas y desprender nuestros bien arraigados patrones de considerarnos a nosotros mismos como centro y cima de todo.

Tew Bunnag


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