Está ronco el cuervo que anuncia con graznidos la fatal llegada de Duncan a mi castillo. ¡Espíritus, venid! iVenid a mí, puesto que presidís los pensamientos de una muerte! Arrancadme mi sexo y llenadme del todo, de pies a la cabeza, con la más espantosa crueldad! ¡Que se adense mi sangre que se bloqueen todas las puertas al remordimiento! ¡Que no vengan a mí contritos sentimientos naturales a perturbar mi propósito cruel, o a poner tregua a su realizacion! ¡Venid hasta mis pechos de mujer y transformad mi leche en hiel, espíritus de muerte que por doquier estáis -esencias invisibles- al acecho de que Naturaleza se destruya! ¡Ven, noche espesa, ven y ponte el humo lóbrego de los infiernos para que mi ávido cuchillo no vea sus heridas, ni por el manto de tinieblas pueda el cielo asomarse gritando «¡basta, basta!».
Lady Macbeth, Shakespeare.
2 comentarios:
Ya paso, a que si!!
"Construiría ante ti una cabaña de sauce,
y reclamaría mi alma en tu morada;
escribiría sinceros versos de desdeñado amor,
y los cantaría alto en el silencio de la noche;
gritaría tu nombre al eco de las colinas
y haría que incluso el aire
repitiera por el espacio el nombre de Victoria."
Shakespeare "Twelfth Night", Acto I Escena V
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