miércoles, 18 de junio de 2008

La rutina


La rutina es como una rueda que nos mueve una y otra vez hacia lo que ya sabemos, hacia lo ya conocido.

Muchas de nuestras rutinas no son sino legados que hemos heredado, atmósferas que hemos respirado, conductas que hemos imitado, maneras de ser que hemos asumido como propias.
No pocas veces, en esa repetición de lo conocido, de lo que, aunque adverso, nos resulta familiar y habitual, llegamos a encontrar un cierto bienestar envuelto con los encajes de la apatía, de la falta de ilusión y entusiasmo.

Hay rutinas que se nos imponen, sobre todo para que nada se modifique, para que todo siga como siempre, para no arriesgarnos a lo nuevo y, sobre todo, para prevenirnos de nuestro espíritu aventurero y creativo que nos susurra otras brisas, que nos adentra por parajes desconocidos y nos encamina hacia horizontes insospechados.

La rutina es el colchón de una comodidad en la que uno va muriendo, poco a poco.

La rutina nos arropa, nos disfraza, nos enmascara y nos hace desaparecer con cualquiera de sus múltiples atavíos: costumbre, tradición, hábito, repetición.
La rutina nos instala en el gesto mecánico, en el movimiento inconsciente, en la vida sin aliento, en los modos sin manera, en el vértigo del estancamiento y en la vigilia adormecida.
La primavera, como primer movimiento, es siempre estación, invitación y propuesta para hacer nuevas todas las cosas. No es cambiar las cosas sino el modo de vivirlas. No es promover novedades desde un snobismo superficial sino recuperar lo nuevo que siempre brota desde nuestro ser más profundo.

Las rutinas nos enajenan, la creatividad nos hace, nos rehace.
Cada primavera nos muestra un escenario en el que todo rebrota de nuevo, sin estridencias ni espectacularidades estrafalarias. El cerezo no va a generar otro tipo de hojas, ni otro tipo de fruto. Aparecerán de nuevo las mismas hojas, el mismo fruto, pero nuevos, plenos de vida y de sabor.

La rutina nos convierte en higueras estériles, nos seca, nos vuelve yermos, sin brillo en los ojos, sin luz en la mirada, sin vibración en el tacto, sin presencia en nuestro estar en el mundo.
Aunque sólo sea esta primavera, este día, esta hora...... aventúrate a reestrenar tu vida. Abre tus sentidos y míralo, escúchalo, siéntelo, tócalo, saboréalo todo, como si fuese la primera vez. Sólo si reconozco que no sé nada reconoceré que todo está pendiente de ser realizado, saboreado y degustado, de nuevo.

José María Toro
Fuente: entrenando aikido


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero tyambien es la rutina, la que te permite avanzar y poder aprender cosas nuevas, si cada dia tuvieses que aprender a atarte lo zapatos , a leer, a escribir y eso no fuesen rutinas incorporadas, no tendrias tiempo de disfrutar del paseo de la lectura o de lo que escribes. Yo creo que en el fondo, ni importa que lo que hagas sea rutinario, sino que estés lo suficiente mente bien para disfrutar de lo que haces. Po ejemplo , nada más rutinario que la meditación respirar y prou, perooo..... ¿quién se atreve a decir que le convierte a uno en una higera estéril?

Petons
Emili

Pilar dijo...

Cuando hago un viaje, y tengo tiempo....me encanta perderme por ese lugar nuevo, o no nuevo. Porque me ofrece la posibilidad de ver cosas que ni siquiera imaginaba. Como la espectante mirada de un niño, es inocencia, es, es una pasada.
Dios líbrame de la rutina!!
Y conserva mi mirada de niña!!

;) Besitos nuevos....

Jurema dijo...

Cariñin!!
Ya se .. la rutina la podremos transformar en otra cosa cuando se hace con amor lo que se hace .,
Pero lo difícil es que cuando llevas 50 años yendo al súper, cárgalo todo en el coche , menos mal que no es en el bus.. descárgalo del coche , menos mal que ha veces alguien se compadece y te ayuda , entonces te lo dejan en la mesa de la cocina y ahí se queda jejeje... luego quítale los plásticos , que son unos 3 por producto y los colocas con mucho amor en el frigo y demás estanterías, eso sí para que no se estropee el mismo, cuando ya lo tienes todo colocadito llena de satisfacción , vuelves a mirar haber que haces para comer jajaja.... y milagro!! a la hora y media aproximadamente se sienta tu amadísima prole y se lo zampan en 10 minutos , tu los vas observando como si nada haber que cara ponen , las caritas son neutras , impasibles , anodinas , glotonas ,.. esperas y esperas asta que ya no puedes mas y dices como si no te fuera nada ,¿que tal esta? y sin mirarte dicen a coro ...bueno, y entonces es como si la rutina se hubiera convertido en , como diría? algo espiritual.. y vuelta a empezar con la cena, el desayuno la merienda. y el piscolabis ...
Que bueno tener la oportunidad de convertir la rutina en algo grande ..
Gracias Nur

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