jueves, 20 de noviembre de 2008

Las voces del desierto


“Lo que si aprendí aquel día fue la extraordinaria relación que tienen los aborígenes con la naturaleza. Antes de iniciar la marcha formamos un cerrado semicírculo, encarados todos hacia el este.

El anciano de la tribu se coloco en el centro y entonó un cántico. El ritmo lo establecieron y mantuvieron los miembros del grupo, batiendo palmas, dando patadas en el suelo o golpeándose los muslos. Duró unos quince minutos. Era una rutina que se repetía cada mañana y que, según descubrí, constituía una parte muy importante de nuestra vida en común.

Era la plegaria matutina, o el modo de centrarse o de fijar un objetivo cada mañana, como queramos llamarlo.

Esta gente cree que todo en el planeta existe por una razón. Todo tiene un propósito. No hay monstruos, inadaptados o accidentes. Solo hay malentendidos y misterios que aun no se han revelado al hombre mortal.

El propósito del reino vegetal es alimentar a los animales y los humanos, mantener la tierra firme, realzar la belleza y equilibrar la atmósfera.

Me dijeron que las plantas y los árboles cantan a los humanos en silencio y todo lo que piden a cambio es que nosotros les cantemos a ellos. Mi mente científica interpreto al instante que se referían al intercambio entre oxigeno y dióxido de carbono de la naturaleza.

El principal propósito del animal no es alimentar a los humanos, pero lo acepta cuando es necesario. En realidad esta para equilibrar la atmósfera y ser compañero y maestro con el ejemplo. Así pues, cada mañana la tribu envía un pensamiento o mensaje a los animales y plantas que nos aguardan.

Dicen : “Caminamos hacia vosotros para honrar el propósito de vuestra existencia”. Corresponde a animales y plantas decidir quienes de entre ellos serán los elegidos.

La tribu de los Auténticos no se queda nunca sin comida. El universo responde siempre a su correspondencia mental. Ellos creen que el mundo es un lugar de abundancia. De igual modo que usted o yo podríamos reunirnos para oír a alguien tocar el piano y honrar su talento y su propósito, ellos hacen lo mismo con toda la naturaleza y con total sinceridad.

Cuando aparecía una serpiente en nuestro camino, obviamente se encontraba allí para servirnos de comida . El alimento diario era una parte muy importante de nuestra celebración vespertina. Aprendí que el alimento no se daba por supuesto. Primero se solicitaba, se esperaba siempre que apareciera y así era, en efecto, pero se recibía con agradecimiento, mostrándose siempre una autentica gratitud.

La tribu empieza cada día dando gracias a la Unidad por el día, por si mismos, por sus amigos y por el mundo. Algunas veces piden cosas concretas, pero siempre se expresa así : “ Es por mi supremo bien y por el supremo bien de la vida en todas partes”

DE LAS VOCES DEL DESIERTO

MARLO MORGAN

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