martes, 9 de diciembre de 2008

La vaca y la isla


En una isla exuberante de verdor vivía una vaca en soledad. Pastaba allí hasta la caída de la noche y así engordaba cada día. Por la noche, al no ver ya la hierba, se inquietaba por lo que iba a comer al día siguiente y esta inquietud la dejaba tan delgada como una pluma. Al amanecer, el prado reverdecía y ella se ponía de nuevo a pacer con su apetito bovino hasta la puesta del sol. Estaba de nuevo gorda y llena de fuerza. Pero, en la noche siguente, volvìa a lamentarse y a adelgazar.

Por mucho tiempo que pasara, nunca se le ocurria que el prado no disminuía y que no tenía por qué inquietarse de aquel modo.

Tu ego es esa vaca y la isla es el universo. El temor del mañana adelgaza a la vaca. No te ocupes del futuro. Más vale mirar el presente. Tú comes desde hace años y los dones de Dios, sin embargo, no han disminuído nunca.

Cuento sufi.

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