Un día un importantísimo general fue a visitar al Maestro Zen Hakuin ...
Este se acercó y luego de hacerle una reverencia le preguntó ...
- Maestro ... ¿realmente existen el cielo y el infierno?
El maestro lo observó inmutable y le preguntó ...
- ¿Cómo te ganas la vida?
- Soy general (respondío rápidamente el invitado) ....
- General ... jajajajaja rió estruendósamente el Maestro ... quien puede ser tan estúpido de nombrarte general si no podrías ser ni carnicero ...
- Que !!!!!!!!!!! gritó el general encolerizado y con la velocidad de un rayo desenvainó su espada ... se afirmó en el piso y se preparó a descargar su ataque sobre el Maestro ...
- Te voy a hacer pedazos ... gritó mientras comenzaba a bajar su espada ...
- Aquí estan las puertas del infierno !!!!!!!!!!! gritó el Maestro con una voz potente y segura ... pero no solo fue su voz ... algo extraño ocurrió y el general puedo verse con total claridad reflejado en los ojos de aquel Maestro ... sus ojos inyectados en sangre ... su rostro irradiando furia ... su enajenación ... se sintió avergonzado ... así que guardó su espada y visiblemente apenado le dijo ...
- Disculpeme por favor por mi insolencia ...
- Ahí están las puertas del cielo ... sonrió el Maestro ...
Ilustración Donato Fierro
Este se acercó y luego de hacerle una reverencia le preguntó ...
- Maestro ... ¿realmente existen el cielo y el infierno?
El maestro lo observó inmutable y le preguntó ...
- ¿Cómo te ganas la vida?
- Soy general (respondío rápidamente el invitado) ....
- General ... jajajajaja rió estruendósamente el Maestro ... quien puede ser tan estúpido de nombrarte general si no podrías ser ni carnicero ...
- Que !!!!!!!!!!! gritó el general encolerizado y con la velocidad de un rayo desenvainó su espada ... se afirmó en el piso y se preparó a descargar su ataque sobre el Maestro ...
- Te voy a hacer pedazos ... gritó mientras comenzaba a bajar su espada ...
- Aquí estan las puertas del infierno !!!!!!!!!!! gritó el Maestro con una voz potente y segura ... pero no solo fue su voz ... algo extraño ocurrió y el general puedo verse con total claridad reflejado en los ojos de aquel Maestro ... sus ojos inyectados en sangre ... su rostro irradiando furia ... su enajenación ... se sintió avergonzado ... así que guardó su espada y visiblemente apenado le dijo ...
- Disculpeme por favor por mi insolencia ...
- Ahí están las puertas del cielo ... sonrió el Maestro ...
Ilustración Donato Fierro
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