martes, 29 de abril de 2008
Silencioso Tao
Los cristianos, altruistas donde los haya y más preocupados por la salvación ajena que por la propia, se ven obligados a convencer a los paganos y a los ateos de que Dios existe. Los musulmanes se empeñan en demostrarnos que Dios existe, pero que hace tiempo que ha dimitido de su cargo. Los ateos, por su parte, se ven obligados a convencer a los creyentes de que Dios no es más que una superstición primitiva e infantil, que impide, o cuanto menos lastra, el verdadero progreso social. Entre unos y otros, bizantinas discusiones, interminables y carentes de sentido, se suceden.
Mientras tanto, el sabio taoísta se sienta tranquilamente junto al río a ver pasar a las gráciles bañistas y a gozar del Tao a su gusto, sin preocuparse de si éste existe o no. El sabio no necesita afirmar el Tao; !está demasiado ocupado disfrutando de Él!
Inspirado en Silencioso Tao de Raymond M. Smullyan.
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1 comentario:
Gracias. Hace años que busco "es dios taoista?" que en su momento me impacto mucho. Tratare de encontralo.
Saludos
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