martes, 17 de marzo de 2009

El arte marcial en la modernidad


En estos tiempos en los que prima obtener resultados en el menor tiempo posible y de la manera más sencilla, el viejo lema de "La práctica hace al Maestro" suele ahuyentar a muchos principiantes.

Hoy la gran mayoría de las personas que pisa un Dojo por primera vez se frustra mucho más rápidamente que aquellos ingresantes de un par de años atrás. La causa de esto la encontramos en el ritmo acelerado en el que se vive hoy en día.
Pero es aquí en donde el "verdadero Maestro del DO" debe hacer un alto y pensar si es conveniente acelerar sus enseñanzas, si resultaran beneficiados sus alumnos recibiendo mucho más de los que están capacitados, si es necesario enseñarles técnicas o movimientos espectaculares con la finalidad de retener y captar a los alumnos, si precisa demostrar su superioridad, etc.

Las Artes Marciales no pueden ni deben ser enseñadas a la ligera. Nótese que estoy hablando de Artes Marciales no de sistemas de combate o de defensa personal. Menciono Artes Marciales (y las coloco con mayúscula) por el respeto que se merecen. Aprender a pelear, a lanzar golpes, a bloquear, derribar o ejecutar cualquier movimiento de lucha es relativamente fácil y sencillo de hacerlo; pero transmitir valores y enseñar al alumno a ser un hombre de bien sin necesidad de recurrir a la rápida solución de resolver o enfrentar problemas con los puños eso no puede transmitirse en unas cuantas clases ni en cursillos de unos cuantos meses.
La persona que este frente a una clase de Artes Marciales sin importar el estilo que se trate debe saber y ser conciente que está transmitiendo una larga tradición de conocimientos y sabiduría y que es responsable de cómo llegue la misma a ser comprendida por cada alumno; siendo su principal deber: la formación integral del practicante no el volverlo un mero y simple luchador.

De modo que mi consejo para todos los profesores de Artes Marciales es que transmitan la verdadera esencia y no tan sólo lo superficial del Arte o Estilo que practiquen, respeten los tiempos de práctica y las individualidades de cada alumno que forma su grupo, observen a diario como responden al entrenamiento y observen como llevan la filosofía del Arte fuera del Dojo; corrijan no solo la técnica sino también las malas actitudes; nadie mejor que Uds. para ver y saber que tipo de camino están enseñando. Es importante que el alumno sepa que practica porque el maestro, sensei o profesor lo considera digno de recibir esta enseñanza y no porque se lo merece con el simple hecho de pagar una cuota.

En fin, camaradas y colegas, no caigan ni cedan en la moda ni en la exigencia de dar todo ni de revelar todo de manera rápida, pues estamos hablando de técnicas de lucha que en las manos de una persona que no ha madurado interiormente pueden transformarse en un arma cambiando el concepto original del Arte: "proteger la vida" en preparar a un inexperto para lastimar e incluso llegar a matar a alguien por falta de autocontrol.

Autocontrol que no puede ser enseñado ni desarrollado rápidamente.
Es un simple aporte para todos aquellos que enseñamos Artes Marciales, espero que les haya gustado.
Un cordial saludo para todos.


Gentileza: Profesor Fernando Cartofiel, miembro Fundación Aikido Argentina.
Fuente: Red Marcial

3 comentarios:

Jurema dijo...

Estupenda reflexión Nur!!

Hoy en día priman las prisas y se dejan los valores primordiales sin pararse a pensar que las artes marciales son una forma de vida donde se combina, ética moral cuerpo y espíritu.
Un besote.

Angeles dijo...

Espero que los maestros todos sigan respetando estos tiempos.
Besos.

Logan y Lory dijo...

El autocontrol, no es mas que la práctica de toda la experiencia acumulada durante años de aprendizaje y conocimiento de uno mismo.

No es fácil alcanzarlo, a veces no se consigue, pero al menos debemos aprender a intentarlo.

Un abrazo.

Aviso

Para una correcta visualización de este blog recomiendo usar el navegador Google chrome o Mozilla Firefox,
El Internet explorer está dando fallos y no lo muestra completo.
O, a veces..., todo lo contrario...