miércoles, 24 de septiembre de 2008

El odio y la cólera


El filósofo estoico Séneca decía que la cólera es la peor de todas las emociones.
Investigaciones actuales han demostrado los efectos destructivos que provoca la hostilidad, siendo causa significativa de enfermedades orgánicas y hasta de muertes prematuras.
Existen tantas pruebas de los efectos nocivos del odio sobre el sistema cardiovascular que se lo considera hoy en día otro factor de riesgo en enfermedades cardíacas.
Estas emociones negativas disminuyen la capacidad de razonamiento, producen desequilibrios y destruyen las relaciones interpersonales.

No resulta suficiente canalizar los sentimientos hostiles como el odio por medio de técnicas terapéuticas, porque frente a una nueva experiencia de frustración ese individuo vuelve a experimentar la misma emoción.
El Dalai Lama ha investigado los sentimientos de odio y cólera y considera que son los principales obstáculos que impiden el desarrollo de la compasión y el altruismo y el logro de la paz interior.La cólera, aunque a veces parece una reacción justa, es peligrosa porque nubla el razonamiento y no permite discernir.
Tanto la cólera como el odio no se pueden suprimir porque forman parte de las reacciones humanas frente a la necesidad de actuar frente a un peligro que ponga en riesgo la supervivencia; pero sí se puede cultivar la fuerza de la paciencia y la tolerancia.
Para el Dalai Lama vencer el odio mediante la paciencia y la tolerancia no es signo de debilidad sino que es un acto de heroísmo.
La reflexión ayuda a distinguir los resultados beneficiosos de estas fuerzas y los efectos destructivos del odio.

Estos sentimientos negativos producen tal confusión en un individuo que lejos de solucionar sus problemas los empeora y con el tiempo este tipo de emociones tienden a intensificarse.
La cólera nace de una mente torturada por la insatisfacción y el descontento y es posible crear una forma más elevada de satisfacción interior cultivando la amabilidad y la compasión.Esta posibilidad produce tranquilidad espiritual que por si misma impide el surgimiento de emociones negativas. La paz interior permite reflexionar y aplicar la respuesta adecuada frente a las situaciones adversas. Es la autodisciplina necesaria para la contención hostil.
El Dalai Lama propone frente al surgimiento de los sentimientos de cólera, pensar en alguna otra cosa para disminuir su intensidad y calmarse para poder reflexionar y razonar.
En otras palabras, hay que contar hasta diez antes de hacer o decir barbaridades.
Experimentos realizados en la Universidad de Alabama demuestran que los pensamientos coléricos son estimulantes que favorecen los accesos de cólera, o sea que este sentimiento se retroalimenta.

Dar rienda suelta a la rabia y la agresividad tiene escasos beneficios, a pesar de las explicaciones energéticas psicoanalíticas sobre la conveniencia de la catarsis (liberación de la energía acumulada mediante su exteriorización).
Muchos estudios realizados en las últimas cuatro décadas han demostrado que lejos de disipar la agresividad pone en marcha mecanismos de estimulación de la hostilidad y respuestas bioquímicas que causan daño en las arterias.
Las investigaciones modernas sobre la cólera demuestran que el enfrentamiento activo, el análisis lógico y una nueva valoración de los pensamientos contribuyen a disiparla.
También el cambio de perspectiva y la búsqueda de distintos ángulos para abordar una situación suelen ayudar a este mismo objetivo.La cólera no soluciona el problema que la causa y además crea un motivo adicional de sufrimiento futuro. Muchas veces, sacrificando pequeñas cosas se pueden evitar experiencias mucho más desagradables más adelante.
En Occidente la paciencia y la tolerancia pueden verse no como virtudes sino como signos de debilidad, sin embargo es una señal de fortaleza, de firmeza, de dominio mental y de disciplina.
La paciencia está relacionada con la humildad, o sea que se decide actuar en forma no agresiva sin impedir actuar en forma enérgica y efectiva.

La paciencia y la tolerancia llevan a perdonar en forma natural y a liberarse del resentimiento.
Perdonar no significa olvidar, porque se pueden recordar los acontecimientos negativos sin la carga emocional negativa que tuvieron.

Fuente: la guia de filosofia

1 comentario:

Anónimo dijo...

gracias, acabo de entender la diferencia entre la agresividad y la violencia.

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