¡Suprimir el dolor!... ¡Necia quimera!...
La existencia sin él fuera mezquina.
¿Suprimiréis la rosa por la espina?
Sin el dolor el hombre, ¿qué supiera
de su estirpe divina,
ni cómo pensaría en el mañana?...
Lucha es la vida humana,
lucha siempre será. Si no barruntas
la suprema razón que entenebrece
del universo la mitad en tanto
que la otra resplandece:
si no adivinas del progreso santo
la ley, tu ceguedad ya no merece
que responda mi voz a tus preguntas.
En región de tinieblas engendrado
con dolor a la vida te ha lanzado
tu madre y con dolor darás la vida.
Vencerlo es tu misión; si tanto alcanza
la Humanidad, su fin habrá logrado;
pero ¡ay de mí! Que, roca y aturdida,
desprecia mi enseñanza
y al través de los siglos ha olvidado
que los ojos que aquí nunca han llorado
no reflejan la luz de la esperanza!
Ricardo Gil (1858-1908) un poeta poco conocido, cuya obra se ubica en la época del modernismo y de la generación del 98, escritor finisecular que junto con otras figuras como Manuel Reina o Salvador Rueda dieron pie a una nueva generación. Aún recuerdo el impacto que causó en mi espíritu la lectura de este poema, sólo el silencio acompañaba a las palabras de la profesora, mientras los versos de Morfina nos golpeaban ferozmente, provocando el nacimiento de pensamientos, de reflexiones, de miedos, de temores...
A mi padre...
Ilustración Miki Montlló
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