Al Artista Marcial pueden invadirle pensamientos de supremacía, y por tanto tener un comportamiento arrogante que demuestra un muy pobre desarrollo espiritual; que en últimas debe ser el valor más importante a desarrollar por cualquier Artista Marcial que se precie de serlo.
Entender que los grados es “algo que tenemos” y que no es “algo que somos” cuesta mucho sin importar los años que lleves viajando, con quienes hayas entrenado, las condecoraciones que te hayan dado e incluso los libros que hayas escrito.
La verdadera misión del Artista Marcial reside en preservar su legado mediante la comprensión y la armonía, en trascender los malos pensamientos, las malas actitudes y por supuesto las malas acciones; actos como la discriminación, el prejuicio, los señalamientos y las represalias son absolutas negligencias de quien se considere a si mismo un maestro ó un instructor de Artes Marciales.
El Artista Marcial debe ser una persona que genuinamente sea capaz de amar tanto a sus maestros, como a sus compañeros y estudiantes, tolerante con sus disidentes y contradictores, que se construye a sí mismo mediante un esfuerzo interno sincero, y que finalmente se convierte en un modelo que inspira e integra. En éste contexto la importancia dada al desarrollo personal es preponderante; pero lo es en el sentido que “sirve”, que le es útil a las demás personas y este trabajo no tiene nada que ver con el individualismo que busca la complacencia del propio ego.
Es vital que el Artista Marcial entienda que su “estatus” no lo define verdaderamente, pues tener un bajo ó alto grado en Artes Marciales al igual que poseer muy poco o mucho dinero, no le atribuyen por defecto ninguna cualidad o dignidad. El tener o no tener no es bueno ni malo, es la actitud con la que se tiene o no se tiene, pues ésta puede aniquilar la moral y la integridad de un Artista Marcial.
El objetivo es distinguir lo falso de lo verdadero en el crisol del entrenamiento fervoroso; mientras los más devotos y experimentados se perpetúan y se perfeccionan cada vez más, todos los demás no tienen porque sentir ninguna desventaja, aunque no puedan entender o no puedan saber todo acerca del Camino Marcial que siguen, pues tienen toda la libertad de esforzarse de la mejor manera que puedan, en buscar su propio perfeccionamiento si de todo corazón desean que la espada de la violencia y la destrucción que azota el mundo se detenga.
En este sentido, un autentico Artista Marcial es una persona excepcional que reconoce que su “estatus” no le da derecho de dañar ni física, ni mental, ni moralmente a ningún ser humano en la vida; por el contrario, ha comprendido que su “estatus” le obliga a esforzarse para desarrollarse como una persona digna de confianza, y éste solo hecho despertará el interés de quienes le rodean. De tal forma, que el Artista Marcial que de corazón tome la decisión de ayudar y tenga el coraje de seguir su camino con perseverancia, y que por tanto sea capaz de conseguir la extraordinaria habilidad de tocar el corazón de las personas, sera entonces “útil” a toda la humanidad como un autentico Maestro de Artes Marciales.
“Sólo cuando una persona es poseedora de un corazón humilde es un espléndido maestro”. Tohei Koichi
Alejandro Estrada 11 Diciembre 2007 - Bogota. Colombia
Fuente: ninjutsucolombia.com
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